Lo que voy a contaros esta noche es una historia muy personal e íntima, pero confío en que os gustará conocerla. Mi hermana es un ser maravilloso. No tengo palabras para describirla y eso que yo soy mujer de letras. Siempre ha sido fuerte y valiente. Además, al ser la mayor, siempre me ha dado cobijo. Me ha ayudado en todo. Cuando era pequeña con las mates, cuando era adolescente con mis novietes de verano y, al ser mamá, me dio el mejor regalo del mundo: me ayudó a parir a mi primer hijo. Es una persona generosa que estudió medicina para curar a los enfermos y que siempre está ahí cuando la necesitas, para lo que sea. Desde lo más importante a lo más banal. Te ayuda, te asesora, te aconseja y te sana. La admiro profundamente. Es inteligente y buena. Desde hace unos años es también solidaria. Tiene dos hijos, mis sobrinos, pero un día decidió en familia que tendría una niña. Sería de acogida. Le daría la posibilidad a un ser pequeño, que no sabe lo que es una familia, a vivir con una. Le transmitiría sus valores para que esa personita de mayor pudiera ser capaz de reproducir un modelo familiar en su país y salir así de la exclusión social. Lo hizo después de conocer Tanu, una ONG pequeña que ayuda a niños de Ucrania. Hay muchos niños que necesitan una oportunidad en la vida. Desde hace tres años María, que ahora tiene 9 pero llegó a España con 5, forma parte de nuestra familia. Arriba la veis con mi hijo Jorge. Ambos tienen la misma edad y se entienden de maravilla. Tanu necesita más familias de acogida, porque hay muchos niños como María que necesitan ayuda. Si creéis que estáis preparados para ello seguid leyendo.
Educación infantil
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