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Recuerdo cuando estaba embarazada de Valentina que no podía dormir. Era la ilusión de la espera pero sobre todo los nervios por algo que hacía que mi cabeza fuera a mil y no me permitía conciliar el sueño. Era el nesting. Mi mente no paraba de pensar en su habitación, en tenerlo todo preparado para cuando ella llegara: la cuna, el armario, el cambiador, la cómoda, los vinilos, las lámparas… Si estáis embarazadas seguro que me entenderéis. Pues desde hace unos meses, y sin estar embarazada, he vuelto a tener esta sensación. Todo se debe a mi mudanza. Los que habéis vivido un traslado empatizaréis con lo que aquí os voy a contar. No implica sólo recoger todo y meterlo en cajas, sino tener listo el lugar a dónde vas para crear tu nuevo hogar. La ilusión es inmensa y no te deja dormir. Pero es una sensación de emoción infinita. Este sentimiento tan positivo no lo tendría si no me hubiera puesto en muy buenas manos. Es decir, si no hubiera escogido a los mejores compañeros para este viaje. Hay marcas que transmiten confianza y te dan esa serenidad porque sabes que no sólo te van a aconsejar y ayudar mejor que nadie sino que además puedes olvidarte porque ellas ya harán su trabajo, son expertos, y cuando todo esté listo resultará perfecto. Me ha pasado con Muebles Ros. Imaginad. Para hacer las habitaciones infantiles he consultado muchísimas propuestas en el mercado. Hay tantísimas opciones. Sin embargo, algo me hizo decidir por ellos por encima de todos los demás. La atención a mis necesidades y el servicio. Cuando tienes un espacio completamente vacío, si no eres un experto en interiorismo, resulta muy complicado saber cuál es la mejor solución para llenarlo. Y no estoy hablando de recargarlo con muebles sino de decidir exactamente qué necesitas y para qué, qué es prioritario y qué podrás hacer más adelante. Muebles Ros me ha dado este servicio y por eso estoy tan tranquila con la mundanza. Seguid leyendo y os cuento más. Seguir Leyendo